NUEVA SECCIÓN: Poesías para regalar(me)

Por: La Moro | |

Quienes me conocen, saben que soy incapaz de escribir un verso de cinco palabras sin caer, inevitablemente, en -por lo menos- un odioso lugar común. Por otro lado, comentar con cierta consistencia obras literarias de escritores patagónicos a los que admiro es un trabajo al que me gustaría dedicarme a diario, pero debido a lo flagelante de mis tiempos y a la brevedad de mis capacidades analíticas y escriturarias, sería imposible renovar las entradas a este blog con una asiduidad que no superara los seis meses, o los seis años (a veces, tengo lustros muy ocupados).
Ergo, decidí hacer (aún más) público uno de mis vicios: el plagio bien intencionado. Amigos poetas han tenido la deferencia de pasar por alto tal atrevimiento mío (algunos, inconcientes, incluso me incentivan a continuar...), rayano en lo delictivo. A ellos agradezco tal oportunidad, y vaya la siguiente locura a modo de homenaje a todos y cada uno de ellos.
Acongojada al ver que mi blog se renueva al mismo ritmo que la política santacruceña, a partir de hoy, 16 de diciembre de 2008, voy a transcribir textos literarios "de otros" y, quizás, hasta me anime a escribir interpretaciones locas e inadecuadas acerca de ellos. ¿Cuál es el criterio? El mismo que guía mi existencia: ninguno. Soy, a los 29 años, una criatura que está transitando esa etapa que la mayoría de los humanos supera al llegar a los 25, y que consiste esencialmente en dejar de guiar las acciones propias bajo el faro de "lo esperable" o, como dirían unos bellos ojos avellanados, "lo políticamente correcto". En este espacio, al menos para comenzar (veremos si después lo extiendo a otros ámbitos de mi vida), voy a decir lo que se me venga en ganas sobre los poemas que elija. No me importa si está "bien" o "mal", por lo arbitrario, contingente y canónico de esos términos. Si buscan buenos comentarios sobre literatura, no será éste el lugar. Pero si quieren leer cosas tragicómicas de alguien que teme expresarse más allá de lo racional, visitan el lugar correcto.
Muchos de los que me conocen creen conocer mis gustos literarios. Algunos de mis amigos conocen lo que de verdad me motiva, e incluso me animaría a arriesgar que, dentro de ese reducido número de sujetos y sujetas de paciencias infinitas, más de uno mira con asombro, desde hace un tiempo, las derivaciones "empíricas" de esos gustos míos. Pues bien, la selección de textos se reduce a un patrón: literatura que, en algún momento, me ha tocado el alma. "¿Cómo, la Moro tiene sentimientos?"; no, no, no se alarmen. La Moro a duras penas tiene corporeidad; el mundo de los sentimientos es un inmueble al que todavía no ha podido acceder, dado lo joven de su voluntad. Pero sí existen poemas y prosas que tocaron alguna esencia extraña en mi interior, por el texto mismo o porque ese toque se vincula con memorias junto a sus autores. Oportunamente, acompañando cada poema, describiré algunos vértices de esas experiencias. Nada raro ni trascendental, de esas trascendencias que cambian el mundo, pero sí de las que cambian "mi" mundo.
Si están pensando que este modelo de trabajo se parece peligrosamente al de otros blogs, probablemente tengan razón. Ya les dije que el plagio es uno de mis vicios. "Proyecto Biblioteca Patagónica", "Una por día" y otros tantos blogs engendran éste. Y no me importa. Por suerte los antiguos decidieron que ser originales no significa crear ex nihilo, sino recrear a partir de la tradición. Bueno, eso hago. Leo. Recreo. Plagio. Me expreso. Y NO ME IMPORTA.
En unas horas más, dejo la primer poesía. Agradezco de antemano a los autores que, no dudo, desistirán en su intento de denunciarme. Un abrazo a todos ellos.